Literlabia

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Apolo del templo de Zeus agosto 10, 2010

Filed under: clásicos griegos,reflexiones — Netoli @ 3:10 am

Vista de frente del Apolo del templo de Zeus


El Apolo del templo de Zeus, en Olimpia, es inolvidable para todos aquellos que lo vieron una vez. El artista ha captado un momento de imponente grandeza: en medio del más rudo tumulto aparece repentinamente el dios, y su brazo extendido ordena silencio. En su rostro, donde grandes ojos mandan con la supremacía de la mirada, resplandece la nobleza. Un fino, casi melancólico rasgo de profunda sabiduría, se dibuja en sus firmes y nobles labios. La apariencia de lo divino en la brutalidad y confusión de este mundo no se la puede imaginar en forma tan admirable. Sus otras imágenes lo caracterizan también por la grandeza de su porte y movimiento, por el poder de su mirada, por lo luminoso y libre de su presencia. En los rasgos de su rostro, el vigor masculino y la claridad se unen al esplendor de lo sublime. Él es la juventud en su más fresca flor y pureza. La poesía elogia su cabellera ondeante que la lírica antigua llama áurea. El arte lo representa casi siempre sin barba, de pie o caminando.

W. Otto, Los dioses de Grecia.

 

Sobre el silencio y la palabra (I) diciembre 11, 2008

Filed under: Literatura,reflexiones — Netoli @ 1:16 am

El silencio es el soplo del alma. Y sólo la palabra es silencio. El silencio es lenguaje. Éste no es instrumento, sino una actividad específicamente humana ¿Por qué? Porque el ser humano es el animal que puede hablar, es un acto consciente.

El ser humano puede escoger, entonces el hombre pudiendo hablar, escoge el silencio. De este modo, el silencio no es un acto utilitario, sino más bien es el respiro del ánima. Así hablar y callar se configuran en una estructura más que fisiológica como el espacio que el ser tiene para hablar de sí mismo.

El silencio es el inicio del lenguaje, en este sentido, no va unido con una idea de necesidad práctica comunicacional, sino como una fundación. De este modo entendemos la palabra fundante. Y esta palabra está rebosante de musicalidad.

En “El himno a Zeus” de Píndaro, el caos domina a la creación. Zeus ha dado orden al cosmos, pero éste se halla incompleto sin la voz, sin el lenguaje. El canto lo libera y produce este orden a partir de las musas, esta inspiración y también memoria para los hombres. De este modo hay una co-pertenencia del silencio y la palabra; ésta es divina. La palabra revela al mundo, su esencia.

 

La conciencia ante lo efímero de la existencia: «Sunt lacrimae rerum et mentem mortalia tangunt» Virgilio junio 1, 2008

Filed under: reflexiones — Netoli @ 6:16 pm
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Virgilio a través de su pluma magistral y profundamente humana, nos invita una vez más a comprender la esencia de lo humano y qué es aquello que nos define.

En el libro I de la Eneida, verso 462, encontramos este magnífico verso que nos recuerda nuestra fragilidad y nuestra profunda belleza – belleza en el horror y en el dolor – por medio de tópicos que nos conciernen, no de forma exclusiva, pero sí crucial.

Al hablar de fragilidad, belleza y tópicos, me refiero al tema de la muerte, de aquello tan insondable como inefable, aquello que nos constituye y da sentido a la existencia, tiñéndola de una belleza tan particular, la que queda demostrada en todo lo efímero y valioso que se haya en el momento, en la acción y en todo aquello que somos y ejercemos.

Y a esto nos invita el verso de Virgilio: “Hay lágrimas en las cosas y tocan a lo humano del alma”. En el fondo, nuestra vida está teñida por la conciencia de lo efímero de nuestra existencia.

Esta es nuestra condición: todo es perecedero. Tomar conciencia de aquello nos embarga y el dolor que se desprende, lo tiñe todo, lo abarca todo. Aceptar el dolor es justo del hombre sabio, quien ahora puede tomar el peso de la vida en sí, su valor.

Sunt

No es mera coincidencia que Virgilio haya escogido el verbo ESSE(infinitivo “ser”, “estar”, “existir”, “haber”) para el comienzo de este verso. Verbo en presente, plural: SUNT, que nos revoca a los significados: son, existen, hay. Todos definen, establecen, afirman. No puede negarse que en las cosas, hay (yace, habita) un dolor que toca a lo mortal. No es una pregunta, no es una duda, es simplemente una afirmación, la que funda y define lo que pertenece a la vida.

Lacrimae rerum

La acción, sunt, recae directamente en las cosas. En un análisis sintáctico actual, rerum sería complemento agente, pero en latín es acusativo (complemento directo). La importancia de este análisis yace fundamentalmente en el sentido de la frase, su significación. Pues en nuestro caso, sunt define a rerum, lo modifica, lo establece. RES (“cosa, asunto, materia”), no es, en el caso del verso, una simple “cosa”, es una esencia, es una materia. Podría afirmar que se refiere a todo. O sea, todo está bañado de lágrimas; en el caso del verso, lacrimae rerum , el dolor pertenece a las cosas, pertenece a esa esencia.

Lacrimae rerum nos indica que en la existencia todo está sujeto al dolor, es parte de ella y no solamente parte, sino definición de la vida: sunt lacrimae rerum.

No obstante quien toma conciencia de ese dolor, de esta caducidad, es el hombre. Esto se expresa en la segunda parte de este verso:
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